Desde la 1.0 :: Fernando Álvarez, jefe de Tecnología en República AFAP, nos cuenta el antes y después de GeneXus |
| (02/08/2010-18:19) |
“Tenía la sensación de estar siendo la vanguardia de algo importante que estaba por venir” |
En el año 1989, trabajaba en la empresa De Larrobla & Asociados y nos invitaron a una demo en el 4to piso del edificio en las calles 18 de Julio y Minas (Montevideo), la primera oficina de Artech.
Recuerdo a Breogán haciéndonos la clásica demo de facturación. Y yo, que hacía varios años que venía programando “a mano”, quedé impactado con la normalización automática de la base de datos. En ese momento me dije para mis adentros “¿por qué no habrán inventado algo así antes? ¡La cantidad de trabajo que me hubiera ahorrado!”.
Luego asistí al I Encuentro GeneXus, aunque éramos muy poquitos -no sé si llegábamos a cien-. De alguna forma tenía esa sensación de estar siendo la vanguardia de algo importante que estaba por venir.
Recuerdos de cuando aún no existía Internet
A principios de la década de 1990 ya había dejado de programar y me desempeñaba como Ingeniero de Sistemas en De Larrobla & Asociados.
En aquellos días previos a la conformación de Bantotal nos dedicábamos al negocio de la venta de computadoras IBM AS/400, con el valor agregado de consultoría y desarrollo de software. Mi tarea consistía en dar asesoramiento pre y post venta, ayudando al cliente a elegir la computadora más apropiada a sus necesidades. También me encargaba de instalar y configurar las computadoras IBM AS/400, que vendíamos, y de capacitar a los clientes.
En los meses de verano, cuando las ventas mermaban, pasé varias temporadas trabajando para Artech, ayudando a Gustavo Proto en la automatización del pasaje al AS/400 del código fuente generado en el PC por GeneXus, su compilación, y puesta en producción. Y entre otras cosas, colaboré con la automatización de la exportación de reorgs del AS/400 de desarrollo -de las casas de software- a los de producción -de los clientes-. Recuerdo con mucho cariño los almuerzos en la vieja cocina de la oficina de 18 de Julio y Minas, junto a Breogán Gonda, Nicolás Jodal, Gustavo Proto, J.J Mastropietro y Karina Santo.
Eran días en que aún no existía Internet, y aún conservo vívido el recuerdo de Nicolás Jodal contándonos muy entusiasmado sobre un libro que había leído: “El Neuromante”, novela de ciencia ficción de William Gibson que hablaba del ciberespacio. Toda una profecía de lo que vendría después.
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